Un segundo está acotado entre el tic y el tac y mientras dura ese momento que comprende a ese segundo la eternidad es posible. … una hora acota sesenta minutos, un minuto sesenta segundos, así y en unidades sucesivamente menores podríamos seguir deviniendo el pasado en un presente que pretendemos conservar, que él no pasa que,irremediablemente, sólo salta para continuar su camino.
Mientras, él, el tiempo, continua su camino sin fin yo, que soy reloj, repito minuto a minuto, segundo a segundo trozos de infinito.