En una descripción bastante concreta de la escena, la pieza expone cuerpos movilizados por un incesante gesto que se repite hasta el agotamiento. Son cuerpos invadidos por un deseo irrefrenable y vacío. A veces llano, a veces a sobresaltos, pero en general sin que pase mucho, casi nada. Estos cuerpos se autoexplotan, en tanto más cansancio, mayor ímpetu en la producción de la escena. Del control al vacío, de la propiedad al silencio, de lo tembloroso a lo que sudando muere. Cuerpos que bailan incesantes. Se entregan, se sostienen se someten, se repiten. Bailan todo el tiempo que dura la escena. Se consumen, se tocan, tiemblan. Bailan. Se perrean.