Hace casi 2 años, sin saber como ni porqué (literalmente en ambos casos) se me ocurrió hacer un timelapse sobre la costa de la ciudad de Santander.
Poco a poco me fue gustando el resultado, pero a medida que realizaba secuencias, surgían otras nuevas, lo que terminó por convencerme de que difícilmente algún día lo iba a dar por terminado. Así pues, he decidido hacer un stop y publicar lo que hasta ahora tengo como “Los latidos de la costa 1ª parte” y ya veremos después...
Gracias a Maxi del Campo por compañías, préstamos y críticas, a Javier Guijarro por sus ánimos y consejos y a Nilo Merino por unas primeras nociones y por no haber podido quedar conmigo para hacer un segundo timelapse en el Puente del Diablo bajo el que probablemente nos hubieramos quedado para siempre…