Un hombre vuelve a la montaña donde creció porque su padre ha muerto y comienza una especie de ajuste de cuentas con el pasado. Enterrar al padre también significa cerrar las heridas y para hacerlo es necesario transitar un arduo camino que le ayude a exorcizar todos los fantasmas que ha acumulado en su vida. Aquí, los personajes evocan el mundo de Juan Rulfo, seres que se debaten entre la aridez del mundo de los vivos y lo inexplicable del mundo de los muertos.